OPINIONES DE UNA BRUJA
La terrible conmoción resultante de mirar noticias sobre impunidad, secuestros, violaciones y asesinatos de mujeres y niños, es dolorosa y como una infección incurable ha persistido por mucho tiempo, parece que es irremediable y se agudiza. Aunque cambia la época, no nos hemos podido desembarazar, como humanidad, de la atroz creencia de que quien tiene el poder o es superior en fuerza puede hacer daño y se siente con el derecho criminal a poseer lo que no le pertenece, pero que desea, obedeciendo a sus instintos más bestiales.
En lo personal, al percatarme de estas noticias siento que mi sangre se alebresta, una chispa voraz dentro de mí se enciende, mi voluntad se ve empujada por un anhelo de justicia y quisiera salir corriendo a detenerlos, a hacer algo, lo que sea. El impulso de impotencia y frustración se apodera de mí, siento un gran vacío, es la falta de entendimiento. Este daño compartido despierta a la Lilith en mí y en cada uno de nosotros, pero en muchas personas no puede. Un poco de alivio surge cuando nace de vez en cuando alguien que la encarna, armada de furia, con sed de justicia y corona de aniquilación, pero no bien vista y criminalizada.
Por otro lado, surge también la necesidad impotente y curiosa de responder a la pregunta de ¿por qué suceden estos crímenes tan despreciables? La cual, sin respuesta, inunda de dudas sobre la posible existencia y ejercicio de una justicia superior o divina. La interrogante es sofocada por el vacío nuevamente, pero el silencio busca reparación de alguna forma y espera, muda.
Es un impulso infame que se queda guardado. Se hace más hondo y corrosivo cuando el daño se ha sufrido en carne propia. Quisiéramos que alguien humano o divino viniera a curarnos, a cuidarnos, a vendarnos, a vengarnos…
Fragmento del prólogo del libro “LA ROJA”.
Te esperamos en la presentación del libro
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